Las reliquias de la muerte

NO, no voy a hablar de Harry Potter, voy a hablar algo que me pasó hace exactamente un mes.
Era miércoles y me encontraba durmiendo, alrededor de las 9 am suena el teléfono que había colocado al lado de mi cama, atiendo. Las primeras y únicas palabras fueron:
“Alejandro, falleció Roberto”.

Hacía tiempo que estaba, o creía estarlo, preparado para escuchar dichas palabras. Él ya tenía sus años bien vividos y una enfermedad muy fea que le tocó vivir en sus últimos dos años, por lo que lentamente todos ya nos habíamos preparado para lo inevitable. Lo único que quedaba era aprovechar los momentos con él y rezarle a Dios que se vaya en paz, sin sufrimiento. Plegaria que ÉL supo cumplir. Siendo este una suerte de homenaje y más por como era el, no hablaré de su muerte y de sus últimos días, sino de quien era el.

Roberto Amadeo Luchini

Seguramente hasta aquí no sepas de quién hablo. El era mi segundo padre. ¿Por qué segundo padre? Quizás no lo sepas, pero mi verdadero padre (el biológico, no el padre de todos nosotros) falleció cuándo yo tenía un año. Roberto, mi tío-abuelo (cuñado de mi abuela materna) fué quizás lo que más se pareció a una figura paterna en mi vida. Es por ello que ante los ojos de Dios lo elegí como padrino de confirmación (aunque por razones de lejanía estuvo presente mi hno).

Igualmente, con toda esta información sigas sin saber quien era, por lo que daré un ejemplo mas didáctico. ¿Conoces Los Simpson? Seguramente, todos lo conocemos. Bueno, el era “el abuelo”, aquella persona arrugada, con dentadura postiza, amante de los relatos de su vida, ambos desde que yo era chico eran personas ya mayores y no parecían cambiar mucho con el tiempo. Pero hay grandes diferencias respecto al personaje amarillo, el nunca se mostraba de mal ánimo, siempre fué portador de una sonrisa tan blanca que solo su canosa cabellera podía imitarle; nunca podías cansarte de escuchar sus historias, aunque las sabia de memoria, me encantaba ver la sonrisa y la emoción con la que relataba cada crónica vivida en su casi siglo de vida.

Asimismo siempre fué la persona mas generosa, simpática, alegre que conozco; me atrevo a decir si el cielo fuese un boliche, el está en la lista VIP. Supo ser un esposo ejemplar,¿cuántos son capaces de llevar 60 años de casados, con su amor de la infancia? Ha sabido ser querido por todos los que lo rodeaban.

Nunca me voy a olvidar cuando me llevaba a pescar a San Fernando, todos los juegos de cartas y mesa que he aprendido gracias a el (y mi tía), a que con él aprendí a manejar; pero lo más importante, que con él supe ser mejor persona, supe valorar la moral y supe valorar las personas que nos rodean.

Hoy a un mes, de que te mudaste a tu nuevo y permanente hogar, más que nada te agradezo haber estado en mi vida y haberme dado todo el cariño que supiste darme.

Roberto Amadeo Luchini

28/10/1927 – 06/07/2011